jueves, 15 de noviembre de 2007

Buc


Uno de los componentes de esta familia, es un hermoso labrador negro, el más consentido de la casa y por el que yo siento debilidad.
Buc, que así se llama el personaje, lleva con nosotros más de once años, nos ha acompañado por casi todos los países donde hemos estado, aunque es originario de México. Un perro con las pistolas bien puestas, como mandan los cánones del charro mexicano.
Este dócil animalito, que ahora casi tiene doce años y artritis en la cadera, aún se dedica a hacer locuras y a saltarle a la gente cuando vienen a vernos, es un loco de mucho cuidado, siempre lo fue, genio y figura…
Desde luego, nosotros que somos gente responsable donde la haya, a los cuatro meses de edad, decidimos entrenarlo por un profesional, así yo podría sacarlo sin necesidad de parecer un papalote (cometa) volando detrás de él.
El entrenamiento fue de maravilla, pero es tan listo y me quiere tanto, que decidió que sería él el que me sacaría a pasear a mi tres veces al día, debió creer que necesitaba correr.
Era una pasada, andaba por la calle a nuestro lado, cuando estaban todos conmigo yo no necesitaba volar detrás de él, se sentaba cuando se lo decíamos, y esperaba sentado hasta nuestra próxima orden, una delicia de perro, la envidia del barrio.
Una vez, cuando mi suegra vino a visitarnos a México, decidimos ir a Taxco, un pueblito precioso, lleno de minas de plata y por supuesto de platerías, pues bien, esa vez, decidimos que nos llevaríamos a Buc con nosotros, la verdad es que nos daba penita dejarlo solo, con eso enormes ojos negros mirándonos tristemente cada vez que salíamos.
Así que muy contento se subió al coche y enfilamos hacia Taxco, una vez allí, empezamos a recorrer las platerías, cada vez que entrábamos en una, Buc se quedaba en la puerta del negocio, sentado y sin atar, esperando por nosotros, muy puesto y educado él, no había nadie que no le dijera algo, y él se los miraba con cara de: Lo sé, soy guapo y muy bien educado y vosotros debéis decirme todo eso, porque soy irresistible…
El día transcurrió viendo una joyería detrás de la otra, por la tarde y ya muertos de cansancio, decidimos que entraríamos en una última platería y nos iríamos.
La elegida, fue una como las otras, no tenía nada de especial, salvo por una enorme mesa en medio del local, cubierta por un paño de terciopelo negro, donde tenían expuestos: collares, pulseras, anillos, pendientes y demás chucherías de plata, todo en perfecto orden.
Entramos, mientras mi esposo hacía sentar a Buc bajo el dintel de la puerta, y allí se quedó, la tienda estaba llena de gente, que hacían lo mismo que nosotros, mirar.
Pero parece ser que, el obediente caballero decidió que ya estaba bien de ser admirado en el suelo y que su porte merecía algo más, digamos, elevado.
De repente y como exhalación, una masa negra se abalanzó sobre la mesa, allí estaba Buc, con la lengua fuera y una sonrisa de oreja a oreja, como queriendo decir: Ya estoy aquí, no esperéis más.
Y si, allí estaba, entre montones de plata desordenada que reflejaban su silueta partida en miles de pedacitos.
Todos los que estaban allí dieron un brinco, al ver que algo negro se abalanzaba sobre la mesa, mientras que nosotros intentábamos meternos por los huecos del suelo, sin conseguirlo, pues no habían.
La dueña de la tienda, después de la primera impresión, lo miró, la cara se le dulcificó y dijo estirando las manos para tocarlo:
-¡Pero qué cosa más mona!, ¿muerde?- dijo mientras lo acariciaba y le decía algunas zalamerías, que Buc aceptó como algo natural.
-No señora ¡cómo cree!- dijimos todos a una, mientras bajábamos al pinche perro de la mesa y entre todos tratábamos de poner orden en ella.
La Señora, muy atenta y muy, muy simpática, nos dijo, no se preocupen, yo me encargaré de todo, no se si lo dijo, porque era realmente amable, o lo que quería es que saliéramos de su tienda lo antes posible.
El caso es que nos fuimos pitando del lugar, nos metimos en el coche y enfilamos hacia Metepec lo más rápido que pudimos.
Buc, se acostó en la parte de atrás del coche muy cansado por el duro día de paseo y satisfecho de haber reivindicado su condición de ser el más guapo del mundo.
Desde entonces, preferimos no mirarlo a la cara cuando salimos, y simplemente le decimos que volveremos enseguida.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Realmente extraño a Buc. Ese experto espanta-pizza delivery, era siempre el primero en recibirme al llegar a la casa. El también fue un poco mi mascota mientras estuve en Dubai.
Lo unico bueno es que aqui no tengo competencia de guapo!!! jejejeje!!
Besos...

Angels dijo...

Uno nunca pierde la esperanza mi querido Jorge, pero recuerda que Buc es el más guapo del mundo entero y parte del extrajero!!!!
Besos

Angels dijo...

Uno nunca pierde la esperanza mi querido Jorge, pero recuerda que Buc es el más guapo del mundo entero y parte del extrajero!!!!
Besos

ada dijo...

Ay, Angelita, como se te ocurre poner la foto de Buc........ Me ha traìdo un montòn de recuerdos.....¿Te acuerdas cuando amenazaste a unos borrachos con "echarles al perro si siguen molestando" en las grutas? Bueno, me trajo buenos recuerdos. Te mando mecsican hug. Ada.

Angels dijo...

Imaginate, y pensar que el pobre lo único que hubiera hecho es darles sus buenos lametazos, es bueno que sea negro y grande, así con su sola presencia nos defendió de esos dos en las Grutas de la estrella. Y para que no se diga, te dejo un spanish hug.
Besitos, hermosa

Ali dijo...

Hola, no me conoces, soy Alicia, de Peru..Estaba buscando informacion sobre el labrador y aparecio tu pagina, realmente linda y Buc, un bello ejemplar. EStoy muy interesada, conmovida y enamorada del labrador porque desde hace una semana tengo uno en casa. Es un bebe bello, hermoso, precioso, con mirada tierna y toda la dulzura que uno se pueda imaginar concentrada en un labrador jugueton. Mi bebe se llama "Mundo" y no sabes como lo adoro, y espero que llegue a ser tan guapo y educado como Buc. Hare todo lo necesario para que asi sea. Solo queria compartirlo contigo, gracias.