martes, 25 de marzo de 2008

Vacaciones



¡Muchachos, me voy de vacaciones a Barcelona!, donde amigos y familia me están esperando, eso creo.
Espero que los hados me sean propicios y que el tiempo mejore considerablemente, preferentemente el calor, pues sino tengo el presentimiento que no me voy a mover de la cama.
Estaré unos días sin escribir, pero cuando regrese seguiré…es una amenaza.
Muchos besos y hasta pronto

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José


José vendido por sus hermanos:

José era hijo de Israel y en el momento en que llegamos a esta historia tenía dieciséis años.
Era el pequeño de una familia numerosa y había nacido cuando Jacob, su padre, ya era muy viejo, razón por la cual lo quería mucho y le consentía en todo lo que quería, tanto así que le mandó hacer una túnica de colores de manga larga la mar de mona, que se convirtió en la envidia de la comarca.
José cuidaba ovejas junto con sus hermanos; aunque ellos no lo podían ver, al punto que cuando se lo encontraban le giraban la cara y no lo saludaban; no me extraña, mimado y encima con la túnica más bonita de toda la región.
Según cuentan las “Escrituras”, parecer ser que José fue el primer vidente de la historia pues podía interpretar los sueños que tenía, uno de los sueños consistía en que estaban en el campo haciendo manojos de trigo, de repente el de José se levantó y se quedó derecho y los manojos que habían hecho sus hermanos se pusieron a su alrededor y le hicieron reverencias.
Ya os podéis imaginar a los hermanos, si antes no lo podían ver, ahora, con el cuento de los manojitos pues no estaban muy contentos que digamos.
-¿Qué se habrá pensado este niñato, qué porqué tiene una túnica de manga larga piensa que todos nos tenemos que poner a sus pies?- decían sus hermanos.
Pero el muchacho, en lugar de callarse, cada vez que tenía otro sueñito corría como loco a contarlo.
-¿Sabéis?, vi el sol y la luna y once estrellas que me hacían reverencias.
El padre tuvo que intervenir llamándolo a capítulo y diciéndole lo mismo que sus hermanos, pero con cariño, eso de los sueños lo tenía muy preocupado, creía que eran puro cuento y que José se estaba pasando, pero bueno, teniendo en cuenta de que era el mimado de la casa tampoco le decía gran cosa.
Un día, los hermanos se fueron a Siquem buscando pasto para las ovejas y el padre que parece ser no se fiaba ni un pelo de ellos le dijo a José:
-Tus hermanos están en Siquem ve a ver como están ellos y las ovejas y tráeme la respuesta.
Rápidamente José le contestó que iría con mucho gusto, se enteraría de lo que hacían sus hermanos y de paso les podría contar alguno de sus sueños.
Así que se fue para allí, pero cuando llegó y después de haberse perdido tantito por la región, resultó que sus hermanos se habían ido a otro lugar llamado Dotán, camino que emprendió sin pensárselo dos veces, las órdenes del padre había que cumplirlas, además se moría de curiosidad por saber que es lo que hacían tan lejos y sin avisar a su Padre.
Los encontró desde luego en Dotán y estos, al verlo venir se dijeron entre ellos:
-¡Vaya!, ¿Es qué no nos podremos librar de este tío jamás, siempre ha de meter las narices en todo lo qué hacemos?
Y como ya estaban hasta la coronilla de su hermano planearon cargárselo.
-Le arreamos un golpe y luego lo tiramos a un pozo y decimos que un animal se lo comió, ¡vamos a ver si esto también lo ha soñado! – dijo uno de ellos preparándose para darle el mamporro mientras le reían la ocurrencia.
Pero uno de ellos, Rubén, que tenía mejor corazón que los otros les dijo:
-No lo matemos, echémoslo en ese pozo que está en el desierto, pero no le pongáis la mano encima.
Así que cuando José llegó a donde estaban le quitaron la bendita túnica y en pelota picada, lo tiraron al pozo que estaba seco y tan tranquilos se pusieron a comer al lado de este.
Mientras comían, pasó una caravana de ismaelitas que llevaban perfumes, bálsamo y mirra para venderlos en Egipto.
Otro hermano, Judá, le dijo al resto, ¿Qué ganamos con matarlo y después tratar de ocultar su muerte? Mejor lo vendemos a los ismaelitas, después de todo es nuestro hermano.
¡Qué considerado!, así luego se repartirían los beneficios y con eso podrían organizar una parranda inolvidable, sus hermanos estuvieron de acuerdo, no me extraña, de esa manera, se deshacían del pesado de la túnica y de una, de sus sueños de grandeza.
Cuando los ismaelitas llegaron lo sacaron del pozo y lo vendieron por veinte monedas de plata y así es como José llegó a Egipto.
Así que cuando llegó Rubén, que no se sabe donde estaba y vio que el muchacho había desaparecido del pozo, rasgó su ropa en señal de dolor; seguro que lo que quería era la túnica de manga larga, se volvió a sus hermanos y les dijo:
-José ya no está, ¿qué voy a hacer?
Pero sus hermanos dijeron:
-No hacía falta que rasgaras tu túnica, pues la de José no será para ninguno de nosotros.
Los demás se quedaron con la boca abierta, pues ya había algunos que se estaban frotando las manos pensando en lo elegantes que se verían metidos en esa hermosa túnica de mangas largas.
La dichosa túnica de colores fue rasgada y los trozos fueron manchados con la sangre de un cabrito que mataron y, convertida en jirones la mandaron a su padre con un mensaje anónimo que decía:
-Encontramos esto, fíjate bien si pertenece o no a la túnica de tu hijo José.
Desde luego cuando el padre la reconoció, un poco más le da un soponcio, pero tuvo fuerzas para decir:
-Si, es la túnica de mi hijo, algún animal salvaje lo hizo pedazos y se lo comió.
Entonces rasgó sus vestiduras y se vistió de luto y por mucho tiempo lloró la perdida de su hijo diciendo que lo llevaría hasta que se reuniera con él entre los muertos.
Espero que no se les muriera mucha gente porque no deberían ganar para ropa, tanto rasgar, qué desperdicio de tela y dinero.
Y el muchacho marchó con la caravana de hacia Egipto donde fue vendido a Potifar, un funcionario del faraón y capitán de su guardia.

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domingo, 16 de marzo de 2008

...Y cayeron chuzos de punta.


Segunda entrega:

En este momento Las Escrituras nos dicen que Noé tenía seiscientos años de vida y que era el día diecisiete del segundo mes y es en ese preciso momento cuando: “irrumpieron todas las aguas del abismo y se abrieron las compuertas del cielo y la lluvia cayó por cuarenta días y cuarenta noches”
Como las aguas crecían y crecían, el arca empezó a moverse y a flotar por encima de las aguas, estas crecieron tanto que llegaron a cubrir todos los montes más altos que hay bajo el cielo.
Desde luego no quedó ni bicho viviente sobre la tierra, todo lo que tenía vida pereció bajo las aguas, sólo los que se encontraban dentro del arca con Noé se salvaron.
La inundación duró ciento cincuenta días, y a Dios, que hasta ese momento había estado muy ocupado descargando toda su “Cólera” sobre la tierra y los que en ella estaban, como que se le encendió una lucecita y dándose un golpe en la frente exclamó:
-¡Cachis!, si tengo a Noé y a todos aquellos metidos en el arca, ¡Qué cabeza tengo!, un poco más y se me olvida.
Entonces generó un viento sobre la tierra y bajaron las aguas. “Se cerraron las fuentes del abismo y las compuertas del cielo y paró de llover”.
Al dejar de llover la tierra empezó a absorber poco a poco las aguas; pero no creáis que esto pasó de golpe, no, ni mucho menos, aquí Dios dejó que las cosas siguieran su curso y la cosa tardó ciento cincuenta días más, ¡claro, tanta agua!
Como es de suponer, al arca ya le iba faltando el líquido elemento para flotar, así que el día diecisiete del séptimo mes el arca quedó parada sobre el monte Ararat, tuvo que ser en la cima pues la tierra absorbido agua pero no tanto.
Las aguas siguieron bajando y bajando y al cabo de cuarenta días y supongo que debido a la cantaleta monocorde de su esposa que ya estaría harta de estar encerrada ahí, Noé se dignó a abrir la claraboya del arca y soltó un cuervo que, feliz de salir de aquel lugar donde había una peste horrible y donde nunca se podía dormir con tranquilidad debido a los gritos de todos aquellos animales, salió volando más feliz que unas castañuelas.
Pero el pobre tuvo que volar cada día yendo y viniendo, llegando cada noche más cansado que una mula pues no había lugar donde posar las patitas y poder tomar un respiro, después soltó una paloma, supongo que para dejar descansar al pobre cuervo que a estas alturas ya estaría derrengado de tanto vuelo.
Vete tu a saber cuantos días llevaría el pobre animal levantándose a la hora de las gallinas para pasarse el día volando sin descanso, así que cuando Noé dejó volar a la paloma el pobre cuervo soltó un suspiro de descanso y se puso a dormir con la cabeza metida debajo de un ala la mar de contento.
Desde luego la paloma no encontró donde posarse y regresó también hasta el arca, entonces el hombre esperó siete días más y volvió a soltar la paloma, el pobre cuervo se llevó un susto de espanto cuando vio que Noé ese dirigía hacia ellos, pero al ver que este pasaba de largo de donde estaba y se dirigía a la paloma, sacudió las alas y se quedó apoyado en su palito muy satisfecho.
Así pues, la paloma salió volando, pero esta vez al regresar por la tarde llevaba una ramita de olivo en su pico, signo indiscutible de que la vida había vuelto a brotar en la tierra.
Esperó otros siete días más y de nuevo soltó a la paloma, la misma, que ya no volvió más; no me extraña, seguro que regresó la otra vez porque no tenía donde quedarse; pero como esta vez las aguas ya habían desaparecido la paloma huyó de aquel puñado de chalados que la habían agarrado de donde plácidamente vivía y la habían metido en aquel apestoso lugar.
Así que, el día uno del mes uno y cuando Noé tenía seiscientos un años de edad, este levantó la cubierta del arca; no recuerdo ninguna cubierta en las instrucciones…y vio que la superficie de la tierra estaba seca.
Entonces Dios le habló y le dijo:
-“Sal del arca, tu, tu mujer, tus hijos y tus nueras, saca también todos los animales que están contigo: las aves, ganado, y reptiles, que llenen la tierra, que crezcan y se multipliquen sobre ella”.
Salió pues Noé y su familia y los animales también estos por especies, todos muy ordenaditos.
Y yo me pregunto, ¿Qué hubiera pasado si Dios no le hubiera dicho que podían salir, se hubieran quedado allí y aún seguirían allí y si no hubiera especificado a quien tenía que sacar, hubiera olvidado a alguien, por ejemplo, la esposa?
Me puedo imaginar las ganas locas que tendrían de salir de aquel lugar donde habían estado encerrados por tanto tiempo, ya he dicho antes que aquello olía a rayos, aunque teniendo como antecedentes la manzana y ahora esto del diluvio, lo más acertado fue esperar; no fuera a pasar que después de haber construido la bendita arca, haber cazado todos aquellos animales, meterlos dentro, que lo suyo costó y de haber estado encerrados por meses, a Dios le diera por tener otra de sus pataletas y señores, ¡La jodimos!, que estos eran los últimos, no había nadie más en la tierra, así que creo que es por eso que Noé esperó pacientemente a recibir instrucciones del Altísimo.
Noé levantó un altar al Señor tomando de todos los animales puros y de todas las aves puras y los ofreció holocausto sobre él, el Señor aspiró el perfume agradable y se dijo:
Y aquí vuelvo a hacer otro inciso para decir: ¡Hay qué joderse!, o sea que, Noé se mata buscando los animales de marras, siete parejas de cada uno, se pasa yo que se cuanto tiempo metido en el arca que olía que alimentaba, ¿y hace un altar y los quema?, y encima el Señor aspira el aroma; que desde luego sería delicioso y no le dice: ¡Menso, qué nos quedan pocos!, eso si que no lo entiendo, designios aparte.
Decía que el Señor aspiró el perfume agradable y se dijo: “No maldeciré más la tierra por culpa de los hombres, porque los impulsos del corazón humano tienden al mal desde su adolescencia, jamás volveré a castigar a los seres vivientes como acabo de hacerlo”.
¿Me permiten una pregunta?, ¿No qué hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios?, no, si yo sólo pregunto y otra más, ¿No qué Dios es perfecto y todo lo que hace es perfecto también?, ¿entonces?...
Dios bendijo a Noé y a sus hijos, de la esposa y las nueras no especifica nada y les dijo: “Sed fecundos, multiplicaros y llenad la tierra. Todos los animales os temerán y respetarán”; así les va a los pobres.
“Las aves del cielo, todo lo que se mueve sobre la tierra y todos los peces del mar están en vuestras manos”.
“Todo cuanto se mueve y tiene vida os servirá de alimento, yo os lo doy, como antes os di las verduras”.
Pero no debéis comer carne que tenga aún vida dentro, esto es: su sangre”, acababa de inventar la comida kosher.
“Yo pediré cuenta estrecha de cada uno de vosotros; se la pediré a los animales y al hombre; a cada uno le pediré cuenta de la vida de su hermano”
“Quien derrame sangre de hombre será la suya derramada por el hombre”
Y Dios siguió diciendo a Noé y a sus hijos:
“Yo establezco mi pacto con vosotros, con vuestros descendientes y con todos los seres vivientes que hay entre vosotros, aves, ganados, bestias del campo, todos los animales que salieron con vosotros del arca.
Ningún ser volverá a ser exterminado por las aguas de un diluvio que arrase la tierra”
¿Se nos puede exterminar de otras maneras?, no he encontrado letra pequeña en este párrafo sobre eso.
“Esta será la señal que selle nuestro pacto entre nosotros por todas las generaciones futuras. Yo pongo mi arco iris en las nubes, él será la muestra de la alianza entre mí y la tierra. Cuando cubra de nubes la tierra, aparecerá el arco iris y me acordaré de mi alianza con vosotros y con todos los seres vivientes de la tierra”
Para mi que el Creador tiene muy mala memoria, primero se le olvida de que tiene al pobre Noé y pandilla metidos en la dichosa arca y ahora va y dice que necesita un recordatorio para que no nos vuelva a ahogar de nuevo, que cuando aparezca el arco iris recordará el pacto.
Claro, que tampoco se como funciona eso de ser Dios, debe ser algo así como que uno está tranquilo en su nube y piensa:
-Voy a ver si me cargo a unos cuantos con un diluvio y se pone a llover, pero de repente aparece el arco iris ese de marras y se dice uno con otro golpecito en la frente, ¡Ángeles del cielo, el pacto!, ni me acordaba, ¡Oye qué cabeza!, bueno pues que sean cuatro gotas.
Después que Dios hablara y dijera todo lo que tenía que decir, Noé y los suyos se instalaron cerca del arca; los animales salieron huyendo rápidamente, no fuera que a aquel chalado le diera por meterlos otra vez en semejante aprieto y apretura, el cuervo fue el primero en salir por pies, bueno, más bien por alas y poner bastante distancia entre él y Noé.
Fue así como la vida empezó a entrar en rutina, se organizaron los rebaños, escasos al principio, y se empezaron a crear los huertos donde se plantó toda clase de vegetales, entre ellas una vid.
Un día en que la vid ya estaba crecidita, no se que haría Noé con ella o mejor dicho con las uvas, pero cogió una borrachera de muerte, fue de tal calibre que Noé se desnudó dentro de su tienda y quedó tumbado en el suelo en pelota picada.
Eso debería ser algo muy raro en aquellos tiempos porque su hijo pequeño Cam, cuando lo vio salió disparado a contarles a sus hermanos que su Padre llevaba una corgorza de cuidado y que estaba en porretas tirado en el suelo.
Sem y Jafet cuando se enteraron de que su padre estaba borracho y en pelotas corrieron a la tienda y muy respetuosos cubrieron su cuerpo con un manto, pero eso si, sin mirar en ningún momento la desnudez de su padre.
Cuando a Noé se le pasó la cogorza y se enteró de lo que había hecho Cam y como había aprendido a ser justo a través del Señor, lo dio como esclavo a sus hermanos para que así aprendiera que a un padre se le respeta y no se le ve desnudo, desde entonces se le quitaron las ganas de contarles nada a sus hermanos ni a nadie más.
Noé vivió trescientos cincuenta años más después del diluvio y murió a los 950 años.
Y así fue como tuvimos que volver a multiplicarnos, por descontado, nadie le hizo ascos a eso y encantados de la vida nos multiplicamos de lo lindo.

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martes, 11 de marzo de 2008

Sólo serán cuatro gotas, ¡Ya verás!...


Primera entrega:

Los años fueron pasando y la gente siguió naciendo y naciendo y la tierra se fue poblando, tanto por la parte de Adán y Eva como por la parte de Set y desde luego por la parte de Caín y su misteriosa esposa.
Se fueron estableciendo por diferentes ciudades y pueblos, pero parece ser que la gente se había olvidado tantito de la dichosa “Cólera Divina” y que ya iba por ahí haciendo de las suyas, y como es de suponer, eso a Dios no le gustaba para nada porque… ¿Dónde había quedado el temor de Dios?..., parecía que ya nadie le tenía miedo ni que le hacían sacrificios, la tierra se había vuelto puro cachondeo y pasaban mucho de él.
Por lo tanto siempre muy misericordioso, justo y bondadoso, decidió que como nadie se acordaba de él se cargaría de un plumazo a cuanto bicho viviente hubiera sobre la faz de la tierra. Dios se volvería a quedar como al principio o sea con sus ángeles, pero eso si, con un universo vacío; pero él puede hacer lo que le de la gana por algo es el dueño del changarro.
Pero ya he dicho antes que era compasivo, ecuánime y bondadoso y no quería hacerlo sin antes haber encontrado un ser justo en la tierra, por lo tanto se puso a buscar con ahínco.
La cosa le costó un poco ya que aquello era la reostia, pues la parlanchina serpiente estaba haciendo estragos por la tierra, ¡pobre Dios, la humanidad entera le había dado la espalda!
Pero la búsqueda no fue en vano pues encontró a Noé, hijo de Lámec, descendiente este de Set, el tercer hijo de Adán y Eva; Noé era un hombre justo, íntegro y de entre toda la gente temeroso de Dios, por lo que se da a entender, que le debía ofrecer sacrificios y que le obedecía. Noé estaba casado y tenía tres hijos, Sem, Cam y Jafet y debido a la bondad de su corazón encontró la gracia a los ojos de Dios.
Y un día, Dios Nuestro Señor, se acercó a Noé y le habló de esta manera:
-“He decidido acabar con todo ser viviente, porque la tierra está llena de violencia por culpa de los hombres. Voy a exterminar a todos ellos, junto con la tierra”.
No veáis el susto que se llevó Noé. Primero, porque no estaba acostumbrado a recibir visitas divinas, y segundo, porque ya me diréis a mí como se os quedaría el cuerpo si de repente viene Dios y os dice que va a exterminar la raza humana y a la tierra de paso.
¿Hincarse de rodillas?, ¿Pedir clemencia?, ¿Qué haríais en un caso así?, la verdad es que yo pensaría… Bueno si quiere exterminarnos como a simples cucarachas, ¿Por qué narices viene a contármelo a mi, si yo soy una de ellas?, además, ¿Qué tengo qué ver yo con todo esto?, me he estado portando bien, he cumplido con sus mandatos, le doy las más tiernas ovejas y las palomas más jugosas en sacrificio, ¿Porqué a mi, Señor, porqué?...y le imploraría con lágrimas en los ojos.
Pero parece ser que Dios tenía otros planes para él, así que continuó diciendo:
-“Construirás un arca con maderas resinosas y la dividirás en compartimentos, la calafatearás con pez por dentro y por fuera”.
Eso de calafatear con pez, no quiere decir que debía tomar un pez y hacer no se sabe que con él, no, calafatear quiere decir: impermeabilizar las junturas de la nave cerrándolas con algún material apto para eso, que en este caso sería la pez, un producto que se obtiene de mezclar agua fría y alquitrán.
Una vez aclarado este punto, continuemos con la historia que Dios se ha quedado hablando y no nos enteraremos.
En ese preciso momento Dios decía:
-“Estas serán sus dimensiones: ciento cincuenta metros de largo, veinticinco metros de ancho y quince metros de alto”.
-“Arriba harás un tragaluz a medio metro del remate, a un lado harás la puerta y dentro del arca harás tres pisos”.
-“Yo voy a enviar sobre la tierra un diluvio de aguas para destruir a todo ser viviente que hay bajo el cielo, todo lo que hay sobre la tierra morirá pero contigo en cambio estableceré un pacto”.
Como os podéis imaginar, Noé no entendía nada; el pobre además estaba tan asustado que ni se atrevía a preguntar, no fuera a perder la paciencia y se lo cargara a él también y en ese mismo instante. Escuchaba y escuchaba mientras asentía con la cabeza sin entender ni jota, además eso de hacer arcas debía de ser muy difícil y él era un pastor, que idea iba a tener él de calafateos y esas vainas.
¿Y si no flotaba esa cosa y si se hundía como una piedra, lo dejaría ahogarse o Dios lo salvaría por el esfuerzo hecho?, vamos, que el pobre estaba aturdido de tanta cosa y para postre no había podido tomar nota. ¿Cuántos metros de largo? estaba preguntándose Noé, cuando se dio cuenta de que el Señor seguía hablando, así que trató de concentrarse en lo que le estaba diciendo y no distraerse pensando en las medidas de la pinche barquita; cuando hubiera terminado el discurso y según el humor en que lo viera, le preguntaría sobre las medidas de la cosa en cuestión.
El Creador continuó hablando de esta manera:
-“Entrarás en el arca tu y tu mujer, tus hijos y las esposas de tus hijos. De todos los seres vivientes meterás contigo en el arca una pareja de cada especie, macho y hembra, para que sobrevivan contigo”.
“De cada especie de aves, reptiles, entrará contigo una pareja para salvaguardar la vida, y procúrate aquello que pueda servir de alimento a ti y a ellos”.
Si antes estaba preocupado por no haber anotado las medidas del arca, ahora lo estaba aún más, ¿Dónde se suponía que debía localizar a todos aquellos bichos?, ¿Cuánto tiempo tenía para construir semejante cosa, conseguir la comida y encima meter a los animales dentro y por si esto fuera poco, como se iba a financiar los viajecitos para encontrarlos?
Una vez que hubo terminado de hablar, Dios desapareció en su nube y el pobre se dirigió a su casa.
El hombre llegó a su humilde morada hecho un asco, arrastraba los pies y no tenía ánimos para nada, o sea, con una depresión de caballo, aquello no era justo, él había hecho siempre lo que Dios había dictado, había cumplido con sus mandatos.
Para Noé aquello era demasiado, él era un pobre hombre, ¿de dónde iba a sacar el dinero para la madera, los clavos, la pez y encima la comida para todo aquel montón de animales?, ya se veía flotando por encima de las aguas.
Porque claro, como es Dios solamente da las ordenes y de las cosas técnicas ya se encargarán los demás, ellos que se busquen la vida que para eso nos la dio.
El pobre pasó la noche del loro, en parte por la preocupación y en parte por el jolgorio que tenían montado en la ciudad, aunque a eso ya estaba más o menos acostumbrado; lo que lo tenía obsesionado era la orden del Señor y lo que debía meter en la barquita de las narices, así que dando vueltas en la cama le dio el alba y resignado se levantó dispuesto a construir a aquella cosa enorme que le habían encargado.
La verdad, no sabemos bien, bien como se lo montó, pero parece que consiguió hacer todas las cosas, porque sino no estaría escribiendo esta historia.
Una cosa hay que decir y es que vieron mundo, lo suyo les costó, ya se sabe que los viajes aunque sean de trabajo nunca son baratos pero todo sea por la gloria del Señor.
La captura de los animales, estuvo marcada por los problemas causados por las numerosas especies que componían la lista y por la peligrosidad de los bichos, sobre todo la caza de los leones y sus amigos los felinos, aunque claro está, tuvieron más de una anécdota divertida que contar cada vez que llegaban a casa.
Los canguros resultaron muy cómicos saltado por ahí como locos, también fue chistoso verlos en el Polo correteando a los pingüinos por el hielo y cayéndose cada dos por tres, aunque los cuatro pillaron un resfriado de mucho cuidado. Los elefantes pese a que se veían enormes y extraños con su larga trompa y sus desafiantes colmillos, con un poco de mano derecha no fue tan difícil hacerlos llegar donde estaban levantando aquel mamotreto.
Ni que decir tiene que la construcción del arca fue el espectáculo de la ciudad, ¿A quién se le ocurría ponerse a montar semejante artefacto en mitad de las montañas y a no se sabe cuantos Kilómetros del mar?, el pobre Noé fue el pitorreo de todo el mundo, pero él no tenía autorización Divina para ir por ahí explicándoles a esa pandilla de perdidos cuales eran los planes de Dios, claro que tampoco le hubieran creído, por lo tanto aguantó estoicamente el pitorreo que se traían los de la ciudad y alrededores y siguió edificando y recogiendo animalitos por esos mundos de Dios.
Un día cuando ya estaba a punto de recoger las herramientas para irse a su casa, Dios llegó en su nube de siempre y le dijo así.
-“Entra en el arca con toda tu familia, porque tu eres el único hombre justo que he encontrado en esta generación”.
-“De todos los animales puros toma siete parejas, machos y hembras y de los impuros sólo una pareja”
En ese momento, al pobre Noé el corazón le dio un vuelco, los ojos se le abrieron como platos y los pelos de la barba se le pusieron de punta, sólo le faltó añadir en voz alta…
-¡A ver, a ver que yo me entere bien! ¿No qué eran una pareja macho y hembra de cada especie, a qué viene ahora eso de siete parejas de puros y una de los impuros, de donde salió el resto ahora?
Pero Dios siguió hablando así:
-“De las aves del cielo, siete parejas de cada especie, con el fin de conservar la especie sobre la tierra”.
-“Porque dentro de siete días haré llover sobre la tierra por cuarenta días y cuarenta noches y exterminaré sobre ella todos los seres que he hecho”.
E inmediatamente salió disparado con su nube.
El pobre hombre no sabía que hacer, le había costado un chingo ir por esos mundos buscando animales y mientras se dirigía a su casa con los ojos arrasados por las lágrimas, iba cavilando de esta manera:
-Una pareja, dijo una pareja, ¿de dónde ha sacado ahora lo de las siete?, debe pensar que soy Superman o algo parecido y para acabarlo de arreglar, no sólo me manda a por más y se queda tan fresco, si no que me da siete días para meterlos a todos en el arca junto con la comida, aquí se va a formar un lío impresionante, de verdad., desde luego yo haré lo que pueda, pero lo de las siete parejas lo veo chungo, muy chungo. Podría haberme avisado antes si ha cambiado de opinión ¡Vamos, creo yo!, pero no, llega de repente, te suelta lo que tiene que decir, y ¡Hala!, se larga otra vez en la nubecita de marras y si tienes algo que decir ni tiempo te da para consultarle dudas; que sea lo que él quiera, yo haré lo que pueda, desde luego, no soy él.
Milagrosamente Noé consiguió todas las parejas que necesitaba, meterlos en el arca fue otra historia.
Así que mientras su esposa y las nueras iban metiendo la comida necesaria para semejante travesía, sus tres hijos y él se dedicaron a meter a los animales dentro del arca.
Aquello si que fue un lío descomunal, pues para empezar los felinos se querían comer a cualquier bicho viviente que veían, el agua para los hipopótamos junto con ellos claro está, fue otro problema pues tuvieron que construir piscinas para que se metieran dentro y desde luego otras para los cocodrilos, las jirafas, ¿Dónde pondrían a las jirafas?, ¿Cómo conservarían a los pingüinos fresquitos?
Los osos, los elefantes, los monos…, los monos eran historia aparte, no había manera de que se quedaran quietos, saltaban por todas partes, mordían a los que se les pusieran delante y les tiraban de los pelos, durante la travesía si se perdía algo, uno ya sabía donde ir a buscar, ¡Con los monos!
Las jaulas con las aves, por cierto, los pavos reales con sus enormes colas, disfrutaron de la exclusividad de tener una jaula para cada uno de ellos.
Los rinocerontes, las serpientes, en fin para que os voy a contar, menudas peripecias tuvieron que pasar aquella pobre gente para instalar a todo aquel zoológico dentro del arca, pero bueno, eso también se consiguió, así que al final del séptimo día y cuando ya empezaba a chispear, Noé y toda su familia se encontraban frente al arca satisfechos del deber cumplido y en espera de ordenes del alto mando, que no se hicieron esperar con el mandato de entrar y una vez dentro el Señor cerró las puertas tras ellos y...

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viernes, 7 de marzo de 2008

...Y se multiplicaron


Y así fue como de repente, nuestros primeros padres se encontraron en la calle y sin saber, ni donde estaban, ni que cuernos iban a hacer ahora para ganarse el pan del que les había hablado Dios.
Se lo montaron como pudieron, se construyeron una cabañita en algún lugar, supongo que muy cerca de algún río, dedicándose a la agricultura y a la ganadería, convirtiéndose de esta manera en los primeros agricultores y pastores de la humanidad.
Los pobres se lo curraron de lo lindo, pues como no tenían ni idea de lo que hacían y mucho menos nadie que le les enseñara, no daban pie con bola y metían la pata cada dos por tres.
A ellos los sacaron del Edén en un abrir y cerrar de ojos y los pusieron a ganarse la vida con lo que pudieran, pero uno no se puede poner a plantar rábanos, por ejemplo, de buenas a primeras sin pajolotera idea de lo que se está haciendo, así hasta que no le encontraron el truquillo a la cosa, se cargaron un montón de cosechas, pero poco a poco y a fuerza de errores fueron aprendiendo, llegando a conseguir un huertito que hasta árboles frutales tenía, donde por descontado no había un solo manzano.
También se hicieron con un respetable rebaño de ovejas y cabras que cubría sus necesidades de leche y queso, pues como recordareis la carne ni la probaban, es más, ni sabían que se podía comer.
Eso si, descubrieron que tenían la posibilidad de pasarlo bien de una manera muy sencilla; pues al poco tiempo, corría por allí un niño precioso.
Era el vivo retrato de su Madre, el pelo tan oscuro como la noche, y los ojos tan grandes como platos y negros como el carbón, lo querían mucho, como debe ser, y se desvivían por él.
Le pusieron por nombre Caín y llenó la pequeña casita de alegría.
Parece ser que le encontraron el gusto a aquella diversión pues al poco tiempo, Caín tuvo un hermanito con quien jugar, se llamaba Abel y, se parecía tanto a Adán como el mayor a su Madre, aunque tanto por la mirada y en la forma de reír, no podían negar que eran hermanos.
Parece ser, que Caín se sintió celoso de Abel, claro no me extraña, hasta que el pequeño llegó era el rey de la casa y al que se le daban todos los caprichos.
Pero los caracteres eran completamente diferentes, Caín, era reservado, rebelde y respondón, siempre estaba cuestionando las órdenes de sus progenitores, parece ser que eso no se debe hacer por muy absurdas que estas sean.
En cambio Abel era un muchacho dulce, tierno, obediente en todo momento; un portento de criatura, el hijo que todas las madres quisieran para ellas.
Con el tiempo, cada uno fue mostrando inclinación por las profesiones que iban a tomar en la vida.
A Abel se le daba de maravilla eso de ser pastor de ovejas, y se pasaba horas en las montañas mientras las dulces ovejitas pacían alegremente, entregado a la meditación, a la adoración y a la ofrenda de sacrificios a Dios, actividades estas; como ya dijimos anteriormente, que El Creador disfrutaba en grado sumo.
Sigo sin entenderlo, si Dios ya sabe que es Dios, el único, el más grande, el todopoderoso, el omnipresente, para que narices querrá que se lo estén recordando en todo momento, ¿será qué le gusta que le regalen los oídos?, ¿o a lo mejor si no se hace, se cabrea?, pero bueno, ya se sabe, es Dios.
Y claro, como al Señor le encantaban todas esas cosas, pues empezó a beneficiar a Abel en todo lo que hacía.
En cambio Caín era un desastre con las ovejas pues se aburría como una ostra en el monte sin hacer nada, él prefería la actividad en el huerto de la casa, mucho más movida, él trataba de darle al Señor lo mejor que tenía en el huerto, pero claro, las ofrendas de Abel le parecían mucho mejores al Señor que las de Caín, él si comía carne o al menos aspiraba el aroma de las barbacoas dedicadas en su honor.
Debido a su carácter reservado, el muchacho pasaba muy mucho de todo aquello y como ya estaba harto de que a su hermano le saliera todo bien, pues le ofrecía en sacrificio lo que encontraba por ahí en el huerto, sin importarle un pimiento la calidad de las ofrendas.
Dios, que se sentía halagado con aquellas muestras de adoración, respeto y temor por parte de Abel empezó a premiarlo en todo lo que hacía, así sus ovejitas eran las más gordas, el pasto que encontraba era el más jugoso.
En cambio al pobre Caín, por mucho que se esforzaba y trabajaba como un burro en el huerto familiar, como Dios rechazaba sus ofrendas, nada le salía bien; las patatas se llenaban de gusanos, las zanahorias no crecían y no colgaban frutos de sus árboles, un desastre.
Aquí hay algo que no entiendo, según estoy leyendo, Abel sacrificaba sus animales al Señor, y como esto le resultaba agradable, pues Dios lo favorecía; pero a Caín que lo hacía, al principio con mucho amor, el Señor no se sentía halagado por sus ofrendas y no le concedía los mismos dones que a su hermano, desde luego entiendo que este se sintiera defraudado y que empezara a brindar sus dádivas con desgana.
¿Por qué el Señor beneficiaba a Abel y a Caín no, favoritismos?
¿Dios, nuestro Padre, necesita que le andemos ofreciendo sacrificios o que lo estemos adorando, por qué sino no nos va a querer?, ¡Señores, por favor!
Como era de esperar, Caín, ya harto de todo aquello, en un ataque de envidia y celos tremendos, tomó la quijada de una oveja, muerta por supuesto y le arreó tal porrazo, que lo mató.
La nubecita y su propietario no se hicieron esperar y la voz que ya empezamos a conocer, y como si no supiera nada, le preguntó.
-¿Dónde está tu hermano, Caín?
Y el otro que se había convertido en un pasota total, le respondió:
-No lo se, ¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?
Vuelvo a insistir, porque no puedo mantener mi bocota cerrada, que siempre se nos dice que Dios lo ve todo, con eso se nos tiene amenazados y coartados, pero… ¿Se nos está engañando y el Señor no se entera de nada y por eso pregunta, o insiste en su cinismo Divino?
Como os podéis imaginar, Dios lo echó inmediatamente del lugar que había manchado con la sangre de su hermano, diciéndole:
-“Aunque trabajes la tierra, esta no volverá a darte frutos, andarás por el mundo sin poder descansar jamás”.
Primero, con Adán, maldice la tierra para que cueste trabajarla y ahora le dice a Caín que aunque se deslome haciéndolo esta no le dará nada.
Realmente estoy sorprendida, maravillada, me estoy convenciendo de que se debe ser un asceta para poder tener gracia ante el Señor, aparte de estar adivinando todo el rato lo que le agrada y lo que no, porque como siempre, ni te avisa y luego, cuando algo pasa, carga contra ti con toda su divina fuerza; sigo opinando que no es justo, no lo es.
Entonces Caín le respondió al Señor:
-Yo no puedo soportar un castigo tan grande, me has echado de mi tierra y encima, me vas a hacer vagar lejos de tu presencia sin descansar jamás, además, en cuanto salga de aquí cualquiera que me encuentre me puede matar.
Esta es otra de las cosas que no entiendo, ¿uno puede estar lejos de la presencia de Dios, no que está en todas partes o será que cuando uno hace algo “malo”, el Señor lo registra inmediatamente en su librote, y deja de preocuparse por ti para toda la eternidad, o hasta que le pidas perdón, y él tenga a bien hacerlo?
Otro punto poco claro es el siguiente: ¿A quién se refiere Caín cuándo dice “cualquiera”, si he seguido bien lo qué Dios ha hecho hasta ahora, creo que sólo habían cuatro personas en el mundo?, bueno ahora tres, ¿entonces de dónde cuernos sale este “cualquiera”?
Es mejor que sigamos, porque ya se sabe, escrituras, designios e inspiraciones divinas, todos se pueden poner en el mismo paquete, el del clero.
Pero a Dios, que creo que ya se le había pasado el cabreo un poco o que por algún oscuro motivo sintió pena por él le dijo:
-“No te preocupes, pues si alguien te mata será castigado siete veces”.
Entonces, Dios le puso una señal a Caín, no se especifica que tipo de señal, pero parece que surtió efecto porque a Caín no lo mató nadie.
A no ser desde luego, que por el mundo hubiese un grupito, que apareciendo por generación espontánea, poblase otras regiones de la Tierra y que no se tuvieran noticias de ellos, no se quien narices iba a matarlo, pero bueno, así lo dijo, al menos así está escrito y así se cumplió.
El pobre Caín, tomó su petate y todos sus trastos, con lágrimas en los ojos y sintiéndose de la patada, se despidió de sus padres y se dispuso a recorrer esos mundos de Dios, convirtiéndose en el primer hom-less de la Historia.
Y dando vueltas y más vueltas, encontró la región de Nod, y que como no específica donde está, vete tú a saber donde queda.
Y aunque muy sorprendida, pero siempre siguiendo las Escrituras, es en esa región, donde se quedó a vivir con su esposa...
¿Para qué vamos a hablar, para qué sacar conclusiones, para qué gastar energía?, las Escrituras, son Sagradas, las ha escrito el hombre, “dictadas”, por supuesto por el Creador no olvidemos eso.
Así que en este preciso momento, es mejor que vuelva a quedarme callada, si es que puedo, claro y no empiece a preguntarme de donde narices sacó Caín a su esposa, porque ya estoy viendo como se va amontonando la leña y es posible que si digo todo lo que pienso de esto, esta leña, se convierta en mi pira funeraria, por lo tanto, no le daré más vueltas, y seguiré con este hermoso cuento.
Se nos sigue diciendo que, Caín, más tarde construyó una ciudad a la que le puso el nombre de su hijo, Henoc, el primero, claro, porque parece ser que tuvo un montón.
¡Ah!, se me olvidaba,nuestros primeros Padres quedaron desolados por la pérdida de sus dos hijos, pero eso no los arredró en su afán de agradar al Señor y a la edad de ciento treinta años Adán engendró a Set.
Este murió a la edad de novecientos treinta años, después de haber tenido claro está, más hijos, tanto varones como hembras.
De Eva, como es natural no dice nada,a partir del manzanicidio fuimos proscritas y por lo tanto, ni nombrarla.
Tampoco se nos dice de que murió nuestro amigo, pero… claro a esa edad, uno se puede morir de cualquier cosa. Así pues, Adán y Eva fueron nuestros primeros Padres y como os habréis podido dar cuenta, por la cantidad de gente que hay en nuestro planeta, cumplieron con ganas la orden del Señor: “Creced y multiplicaros”, porque teniendo en cuenta la experiencia con la manzanita de marras, ya me diréis quien es el guapo que desobedece a Dios, así que ¡Hala!, a multiplicarse, a multiplicarse, que para luego es tarde.
Lo que no me queda muy claro, y es que si no me he equivocado, o se me ha colado otro libro sin que yo me haya dado cuenta, sólo había una mujer, o sea Eva y por la experiencia que tengo, se necesita un hombre y una mujer para “multiplicarse”, ¿Si o no?, ¿Pues entonces?...
Aunque hay algo en mi cabeza, que no me atrevo a plantear, pues es un asunto que el clero considera como pecado, y además de los gordos, siendo un poco sagaces nos daremos cuenta de que aquí las cosas no cuadran y que yo sepa el incesto está penado, no sólo por el clero, sino incluso por la ley. ¿Quizás les otorgaron alguna de las famosas bulas?
Si, eso debe haber sido, porque si no, ¿Decidme de dónde habrán salido todas las mujeres necesarias para “multiplicarse” y además tanto?, a buen entendedor...

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lunes, 3 de marzo de 2008

SE ACABÓ EL CHOLLO 2


¡Y todo por un mordisco!

Eva lo despertó zarandeándolo de mala manera, pues sabía que cuando Adán dormía, nada lo despertaba, la verdad es que dormía como un tronco, y de los ronquidos mejor ni hablar, porque cuando llegaba la noche, bandadas de animales salían huyendo del lugar donde se encontraba la pareja, para buscar refugio lo más lejos posible de aquellos ruidos infernales, algún problema de vegetaciones o algo parecido, digo yo, cuidado, que no estoy diciendo que eso sea un defecto, pues todo lo que hace él es perfecto, todo.
A lo que íbamos, Adán abrió los ojos y se encontró con una Eva que lo miraba con ojos exaltados y no paraba de moverse.
-¡Adán, Adán!, acabó de hacer un descubrimiento extraordinario, le decía mientras saltaba entusiasmada delante de él-, deja que te cuente y tu también querrás hacer lo mismo que yo, ¡Ya verás!
Adán la miraba con ojos de sorpresa, primero porque no se había acabado de despertar del todo y, segundo por que en todo el tiempo que llevaban juntos nunca había visto a su mujer de aquella manera, el hombre se incorporó y se apoyó en el tronco del árbol dispuesto a escuchar eso tan maravilloso que había encontrado su mujer.
-Mira, deja que te cuente, mientras tú dormías me fui a buscar fresas y de repente se me aparece la más extraña de las serpientes que he visto en mi vida.
Y en un periquete le contó todo lo sucedido con el animalito.
-Mira he traído una y no ha pasado nada de nada, seguro que ni cuenta se ha dado, ¡Venga, vamos a echarle un bocado cada uno!
Adán la miraba cada vez más sorprendido echando miradas desconfiadas en dirección a la manzana que Eva llevaba en la mano, pero sin perder de vista el cielo.
-Eva, si Dios ha dicho que no la comamos será por algo, ¿No crees?, no se, no se, mira lo mejor es que dejemos el asunto del fruto, que le demos tiempo, esperemos hasta mañana, creo que hasta le podríamos consultar a él sobre esa serpiente, mientras tanto, si Dios aparece de repente lo único que nos puede echar en cara es de haber cogido la fruta, bueno a ti, porque yo dormía, seguro que a mi no me dice nada.
¡Ya estamos!, el manejo de las responsabilidades, siempre han tenido problemas con eso, en lugar de decir nosotros, dicen tu o ellos y rápidamente se quitan el muerto de encima.
Aunque de todas maneras y pensándolo bien, esta vez tenía razón, fue Eva la que tomó la fruta del árbol, pero ya sabemos porque razón y bajo los engaños de quien.
Así que tomaron las pieles que usaban para cubrirse por las noches y se dispusieron a dormir tranquilamente hasta la mañana, eso es lo que él pensaba, porque Eva estaba tan excitada y sorprendida por lo que le había contado aquel reptil que no podía pegar ojo.
Al rato y después de haber dado mil vueltas en el montón de hojas secas, se incorporó y acercándose a Adán le susurró en el oído.
-Adán, cariño, no puedo dormir pensando en lo que me ha dicho la serpiente.
Claro, la pobre, no tenía ni idea de lo que había pasado milenios atrás entre Dios y el Diablo y seguía tan inocente como antes.
La madrugada los encontró despiertos con la manzana en la mano y sin saber que hacer, por fin Eva dijo con aire decidido:
-Está bien, yo la probaré si me pasa algo tu no la toques y ya verás que le dices al Señor, pero si no me pasa nada, entonces, tu también tendrás que comer de ella, ¿Estamos de acuerdo?
Adán no estaba muy convencido pero finalmente y con un profundo suspiro, convino en la idea que su mujer había tenido y decidió que le daría el dichoso mordisco.
Y ahí los tenemos, debajo de un frondoso árbol; del cual no se especifica su especie, dispuestos a dar sendos mordiscos en aquella hermosa manzana.
A mi personalmente, eso de que las Damas primero, pues veréis, según en que ocasiones me gusta mucho: Las puertas, los asientos…, bueno esas cosas en los que tu Ego se pone de un ufano y contento que no cabe en sí de gozo, ¡Vamos, que da gusto verlo!
Pero Señores míos, en este momento y sabiendo lo que se, en este caso precisamente, hubiera preferido que Adán lo hubiera hecho primero.
¿Estaba enamorado de tremenda beldad, era valiente, era de fiar?, pues de eso habría mucho que hablar, porque ni se inmutó cuando vio que aquella osada criatura se llevaba la manzana a la boca y le dio un mordisco con un valor que muchos envidiarían, acto seguido se la tendió a él que la tomó y acercándosela a la boca con recelo repitió lo que su mujer acababa de hacer.
En ese mismo instante, Señores míos, el cielo se abrió y apareció Dios en su nube; para mi que ya estaba allí y sólo esperaba que aquel pobre hombre diera el mordisco para aparecer.
Ellos, al ver que el Creador se aproximaba se escondieron, pues en ese instante se dieron cuenta que estaba desnudos; seguro que por allí habría alguna parra, pues Adán se colocó una hoja, para cubrirse los cataplines; Eva también hizo lo que pudo y con una mano se tapó el aquellito, mientras que su frondosa y larga melena cubría el resto de su cuerpo.
En ese momento Dios llamó al hombre y con voz atronadora le dijo:
¿Es siempre la misma voz?, ¡Qué sobresaltos!, cada vez que se digna a hablar se ponen a temblar las paredes.
Bueno, estábamos en que Dios empezó a hablar y dijo de esta manera:
-¿Dónde estás?
Y Adán contestó:
-Escuché que habías venido y me he escondido porque estoy desnudo.
Entonces Dios le preguntó, yo creo que hasta un tono de ironía había en su voz:
-¿Y quien te ha dicho qué estás desnudo ¿Acaso has comido del fruto del árbol que te dije que no comieras?
El hombre contestó:
-La mujer que me diste por compañera me dio de este fruto, y yo lo comí.
Ya veis, el manejo de las responsabilidades, siempre es lo mismo, “la mujer que me disteis”, “ella me dio a comer”, ¿Qué no sabe pensar solo, le pusieron una pistola en la cabeza?, la culpa siempre de los demás, siempre.
Entonces Dios le preguntó a la mujer:
-¿Y porqué lo hiciste?
Y ella respondió:
-La serpiente me engaño y por eso comí del fruto.
Y dirigiéndose a la serpiente Dios le dijo:
-“Por esto que has hecho, maldita serás entre todos los demás animales. De hoy en adelante, caminarás arrastrándote y comerás tierra.
¿Qué no se arrastraba antes, las serpientes comen tierra, desde cuándo?, seguro que se está confundiendo con las lombrices, ellas si que comen tierra, las serpientes no.
-“Haré que tú y la mujer seáis enemigas, lo mismo que tu descendencia y su casta. Su estirpe te aplastará la cabeza, y tu le morderás el talón”.
¡Toma ya!, ¿Y qué culpa tienen las pobres serpientes, si esta desgraciada fue tomada por asalto y su personalidad fue usurpada por el demonio?, ya veis, no se salva nadie, espero poder seguir con esto pues por lo que veo aquí ni el guionista se va a salvar.
Y hablándole a la mujer le dijo:
-“Aumentaré tus dolores cuando tengas tus hijos y con dolor los parirás. Pero tu deseo te llevará a tu marido y él tendrá autoridad sobre ti”.
Esa última frase es la que nos fastidió de por vida, decididamente, somos unas pecadoras lujuriosas sin remedio, ¡A la hoguera con nosotras!
Y claro, siguió con las maldiciones, pues al hombre aún no le había tocado y le dijo:
-“Como le hiciste caso a tu mujer y comiste del fruto del árbol del que te dije que no comieras, ahora la tierra va a estar bajo maldición por tu culpa; con duro trabajo la harás producir tu alimento durante toda tu vida. Te ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la misma tierra de la cual fuiste formado, pues tierra eres y en tierra te convertirás”
Por eso no nos hacen ni el más mínimo caso, por eso y yo que pensé que simplemente no nos escuchan por que su cerebro no daba para más y sólo pueden hacer una cosa a la vez, ahora resulta que es porque Dios les dijo desde el inicio de los tiempos que no debían hacerlo, ya ves, era así de fácil.
Y analizando esa frase un poco más, me doy cuenta de que en ese momento es cuando se inicia la manipulación por medio de la culpa, pues hasta la tierra maldijo por culpa de haber escuchado a esa arpía, razón tienen de tenernos tanta manía, razón.
Y aún añadió:
-“El ser humano ha llegado ha ser como uno de nosotros”.
No, no os asustéis, sólo hay uno pero él acostumbra a hablar en tercera persona, locuras de los todopoderosos, hay uno que siempre va de blanco que también lo hace y no digo nombres, que luego todo se sabe….
Y prosiguió de esta manera.
-“Pues tiene conocimiento del bien y del mal. No vaya a ser que tome también el fruto del árbol de la vida, lo coma y viva para siempre”
E inmediatamente y como aquel que no quiere la cosa, abandonó el lugar y aquellos pobres se encontraron de repente en un páramo yermo y seco, además vestidos con unas pieles de quien sabe que animal.
Y para asegurarse de que nadie volviera a entrar nunca más en el Edén, puso a dos ángeles con sendas espadas flamígeras a sus puertas y desde entonces ni el lugar se ha encontrado, y mucho menos a los ángeles; para mi que se les apagaron las espadas y aburridos de estar ahí se largaron, porque creo yo, que dos ángeles de esta guisa, como que llamarían la atención y ningún aguerrido explorador ha dado noticias de su hallazgo y mucho menos “Google Earth”
Por sus palabras, también se deja entrever que la serpiente no andaba muy equivocada, eso de que “querrán ser inmortales también”, como que huele un poco a chamusquina, desde luego, no son las palabras más acertadas para un ser que se supone todo amor y bondad.
Pero de todas maneras, menudo cabreo por una manzana, ¡Ya me diréis!
¡Hombre!, se equivocaron, no tenían experiencia en sembradores de cizaña, hay que tener en cuenta que eran los primeros, ¿no qué su bondad es infinita?
Mirad, yo creo que si Dios les hubiera hablado claro llamando las cosas por su nombre, que hubiera sido sincero con ellos, si hubiera puesto las cartas sobre la mesa, esto no hubiera pasado.
Si el Señor, en lugar de hacer tanta publicidad sobre el libre albedrío y de que los había hecho a su imagen y semejanza, hubiese llegado diciendo:
-Escuchadme bien, os he montado en este jardincito que como podéis ver es de cinco estrellas, os doy todo lo que veis aquí pero ni se os ocurra tocar estos dos árboles, porque si lo hacéis este chollo se os acabará, agarraré un cabreo de narices y entonces sabréis con quien estáis hablando, si es que no os habéis enterado ya. Si se os ocurre siquiera acercaros a uno de ellos, os voy a poner de patitas en la calle y olvidaros para siempre de todo esto que veis aquí, no soporto que me desobedezcan y eso de que mi paciencia es infinita, eso, mejor ni intentéis averiguarlo.
Hombre, si hubiera empezado por ahí y luego Eva hubiera venido con su pendejada de lo mona que era la serpiente y la manzanita de marras, pues entonces yo misma aplaudiría la decisión, pero así, como que no.
Los mantiene en la ignorancia, les ofrece una cara amable, y luego ¡Zas!, carga contra ellos con todo lo que tiene, hasta me lo puedo imaginar con una sonrisa maliciosa, en el momento en que Eva tomaba la manzana.
Señores, esto huele a cinismo, a puro y simple cinismo, al menos la serpiente sabemos a lo que iba, pero se supone que Dios es nuestro Padre; el mío sin ir más lejos, me daba la oportunidad de equivocarme, y no sólo una vez…
¿Condenarlos a todas esas cosas por una simple manzana?, no quiero ni pensar que hubiera pasado si hubiera sido un melón.
Y puestos a pensar en frío, si él quería castigarlos, pues bueno, que los castigara, pero lo jodido de toda esta historia es que este error se convirtió en el pecado original y desde entonces, todos sus descendientes lo llevamos arrastrando, y eso y que Dios me perdone, no es justo, porque ni yo, ni todos los seres de la humanidad estábamos allí, así que, no tenemos nada que ver en este “manzanicidio”, pero vuelvo otra vez a lo mismo de antes, los designios de Dios, sólo los conoce el clero…
Y bueno, que vamos a hacer, ahora tenemos a Dios con un cabreo de no te menees y aquellos dos pobres desgraciados, que como ya habéis leído, destinados a trabajar hasta la muerte y nosotros de paso, pues también.
¿Y la serpiente?..., pues la serpiente no tengo ni idea, me dan un miedo terrible.

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