miércoles, 24 de octubre de 2007

Los Patagones

Como dicen los toreros, al brindar un toro: Esto va por ti Jorgito.
Recojo el guante, y me lanzo al desafío.
Tengo un libro de geografía que perteneció a uno de mis antepasados, editado en el año 1840, que esclarece en parte, el porque de la desaparición de muchas tribus indígenas.
En este caso, voy a hablar de la tribu de los Patagones, para empezar, me voy a dirigir al libro y copiaré textualmente lo que dice sobre la región Patagónica, y los oriundos de aquel paraje.
El libro en cuestión es: Catecismo de Geografía Universal, Imprenta de Vicente Oliva (Plaza de las Coles, 618) Gerona, 1840.

“La Patagonia, es el país que se encuentra al Sur de la frontera de la República Argentina y Chile.
También recibe el nombre de tierra Magallánica, porque la descubrió Magallanes”
Y continua diciendo…
“-¿Cuál es el carácter de los Patagones?
-Son los indios más brutos, puercos e indolentes de toda la América; son tropas errantes, sin tener lugar, ni aún choza; algunas pieles de guanaco cosidas es su vestido en invierno, y un poncho de la especie más ordinaria, cubre a aquellos que quieren hacer uso de él.
-¿Cuál es la población Patagona?
-Casi nula hoy en día, en consecuencia de las diferentes expediciones que, con las tropas de Buenos Aires se han visto obligados a perseguirlos”

Después de haber leído esa descripción, creo que su exterminio era algo necesario, con esos atributos no quedaba más remedio que cargárselos.
El trabajo de esas expediciones, que se vieron obligados a perseguirlos, tendría que haber sido premiado con alguna medalla al mérito, como mínimo, seguro que fue un trabajo ímprobo acercarse a ellos con semejante olor , y como no tenían casas, encontrarlos, obra de detectives.
Además, ¿cómo se atrevían a ir por ahí medio desnudos?, que falta de pudor, yo también hubiera salido a exterminarlos, la gente decente, debe ir con los cataplines y el aquellito tapado, ¿qué no se habían enterado que es pecado?
Deben haber sido gente sin gusto, ni elegancia, se hubieran visto monísimos con las últimas tendencias de París: levitas, bastones, polainas, refajos…, en fin, todas esas cosas que los hubieran hecho sentirse más cómodos en la jungla patagónica, y de los perfumes no hablemos, seguro que entonces no hubiera habido necesidad de exterminarlos, un Eau Savage, en este caso hubiera sido lo más adecuado, ¿no creéis?
Y teniendo en cuenta de que eran indolentes y unos vagos redomados, seguro que los Guanacos deberían ser muy lentos y se dejarían cazar fácilmente, y los ponchos, ni tejidos estarían, algunas hojas grandes que encontrarían por allí.
De aprender a leer, pues ni hablar, eso es lento, lleva tiempo, ¿y además de que les iba a servir, llegaban hasta allí las revistas del corazón, el correo les mandaba las últimas tendencias de la moda?
Es por eso que estoy de acuerdo con el exterminio de la susodicha raza, teniendo en cuenta que los descubrimientos de los últimos viajeros creían que América estaba rodeada de agua por todas partes, era justo y necesario que esta gente, tan poco “civilizada”, tuviera que desaparecer.
Yo que soy una persona consciente, quiero en estas líneas daros a conocer, las causas de porque la población indígena de América desapareció casi por completo, y creo que como yo, coincidiréis en que en este caso no sólo fue necesario, si no que con la Valentía y el arrojo de estos aguerridos muchachos, nos hicieron un gran favor.
Si pensabais que el color de piel, diferente idioma, tener diferentes costumbres a nosotros, o venir de otro país, son motivos de peso para cometer toda clase de salvajadas, estáis muy equivocados, y si no, ¿qué me decís de esto?



Siempre recordaré la cara de Jorge, o de Diego y Adriana, a medida que iban leyendo el párrafo que os acabo de transcribir.
¿Cuántas veces me dijeron que les gustaría que sus amigos, en su tierra (Argentina), pudieran leerlo?
Yo que soy una persona consciente de que la gente debe saber, os dejo esto, que nunca es tarde para aprender.

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jueves, 18 de octubre de 2007

Infinitum

Este es el último de mis trabajos, aunque también podría ser el estado de mi mente.
Su título es Infinitum, pero mi marido prefiere titularlo: Retrato de mis pensamientos.
Pensad lo que queráis, lo dejo a vuestro criterio.

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Rezad, rezad...

Si hay algo que me saca de mis casillas, es la falta de humanidad.
En todos los países que he estado, me he encontrado con gente de toda clase, pero lo que estoy viendo en los países árabes es algo que, como he dicho antes, me saca de mis casillas.
Me acabo de enterar por enémisa vez, que una empleada doméstica ha huido de la casa donde estaba trabajando por lo malos tratos que recibe, no sólo humillaciones morales, si no que también el maltrato físico está incluido.
Estoy hablando con conocimiento de causa, no son chismes, la mía en Dubai llevaba las marcas encima y no tengo porque dudar de ella, ni de muchas otras que se han quedado en mi casa, mientras les encontraba un empleo digno, sin papeles, pero digno, pues se veían atrapadas, ante la disyuntiva de entregarse para acabar en prisión, o ser deportadas a su país, endeudadas por un crédito que pidieron para encontrar sustento para sus familias.
No entiendo como pueda haber gente, que aún piense que un ser humano es algo del que se puede disponer a su antojo, sin importarles un pimiento, que si están en esa casa es precisamente porque necesitan ese trabajo, que tienen una familia que alimentar en sus países de origen, y que no lo hacen por el simple gusto de viajar. No son tontas, simplemente están asustadas, que no conocen nada de lo que nosotros disponemos, y mucho menos el idioma, pero que necesitan el dinero para poder seguir viviendo y lo más importante de todo, que son seres humanos.
El dinero no te hace mejor, el dinero sirve para que podamos vivir mejor, y si tenemos el privilegio de tenerlo a espuertas, es nuestra obligación moral ayudar al que no lo tiene, ahora mismo hay gente muriendo de hambre en el mundo, mientras ellos y otros tantos, van montados en el orgullo y la arrogancia vestidos de coches lujosos.
¿De qué les sirve rezar cinco veces al día, si en ninguna de ellas se dan cuenta de que no están solos en el mundo, y de que los demás tienen los mismos derechos?
Yo creía que la humanidad y la compasión, es algo que nacía con nosotros, pero me estoy dando cuenta de que si lo hace, esta se va perdiendo a medida que aumentamos nuestras fortunas. Hay mucha gente que necesitaría convertirse en eso que ellos consideran una cosa, para poder recobrarla.
Desde luego, dentro de un rato volverá a sonar la voz de los Imanes en las mezquitas llamando al rezo, y todos acudirán en tropel para hincarse ante Allah y agradecerle por lo que les ha dado, ¿pero se acordarán de qué deben pedir perdón por los actos que impunemente cometen?
Se que no todos son iguales, y que en todas partes hay gente con corazón, los que se sientan ofendidos por mis palabras, les ruego que me disculpen, esto es una protesta contra los que han perdido la conciencia de que todos somos iguales y, que como ellos exigen, también merecen respeto.

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domingo, 14 de octubre de 2007

¡Qué cosas tiene el idioma!

El Castellano, es uno de los idiomas más ricos en vocabulario, pero es una pena que no usemos más que una parte de él, normalmente, se usan siempre las mismas palabras, ¿Cuántas veces nos ha pasado qué alguien dice alguna qué es nueva para nosotros y pensamos que son invenciones?
Como me pasó hace poco con una buena amiga Peruana, Adriana, que despidiéndose en un mail, me mandó “dingolondangos” y besos, inmediatamente pensé, y conociéndola como la conozco, que el vocablo era de su propia cosecha. Una vez juntas, lo comentamos, y resultó que la palabrita en cuestión existe realmente y está en el diccionario de la Real Academia de la Lengua, cuyo su significado es: Abrazos, cariños, bueno, esas cosas que se mandan en las despedidas.

Sabemos que existen montones de palabras que desconocemos, pero eso se agrava en el momento que saltamos el charco, allí, la cosa se pone peor.
Cuando llegué a Panamá en el año 83, pensé que no tendría ningún problema en entenderme, pues el idioma oficial es el castellano.
Pues bien, os puedo decir, que fue toda una aventura el hacerme entender para comprar una pluma estilográfica, llegué a pensar que en ese país no existían, hasta que un dedicado vendedor, me dijo que lo que yo buscaba era una “fuente de tinta”, traducción del Inglés, “Fountain Pen”, o enterarme de que si quería hacer un buen puré de patatas, lo que debía hacer, era, agarrar las papas, ponerlas a sancochar y cuando estuvieran listas, se debían majar, lo cual no significaba que había que engalanarlas, si no más bien aplastarlas.
También aprendí a no decir según que palabras en público, si no quería hundir la reputación de mi esposo, por lo tanto, la palomas ni nombrarlas, a no ser que todo el mundo supiera que me refería a la simpática avecilla que llena nuestras plazas.

Y todo eso se complica, si encima, le añadimos el hecho de que el idioma se ve enriquecido con montones de palabras autóctonas, o sea, de los antiguos idiomas que se hablaban en el lugar. Así que, uno anda todo el día preguntando que quiere decir esto o aquello, o poniendo cara de mensa cada vez que no sabemos de qué hablan.
En Bogotá me volví loca buscando pan rallado, para apanar o rebozar, y cuando pregunté en el supermercado a una señora y después de explicarle para que sirve dicho pan, esta me dijo que el pan molido se encontraba en uno de los estantes, justo al lado de aquella mona que ve usted allí, mientras señalaban con un dedo.
Eso ya fue peor, pues yo no vi ningún chimpancé en ese lugar, por lo tanto no me tocó otro remido que acercarme allí y volver a preguntar a una rubia que estaba muy cerca del pan. Más tarde me enteré que una mona, no es otra cosa que una mujer de pelo rubio, o piel blanca. También os informo que si alguna vez vais por tierras Colombianas, nunca rechacéis un tinto o tintico, sea la hora que sea, ya que lo que os estarán ofreciendo es simplemente un... café.

Recuerdo una ocasión, estando en México, en que necesitaba tela de arpillera, más conocida como tela de saco, y me fui a la tienda de telas que iba con regularidad.
Entro en la tienda, y un amable empleado se acerca a mí preguntándome que era lo que necesitaba. Yo, muy decidida, le dije que quería tela de saco, el muchacho, me llevó hacia una mesa donde había un gran número de rollos de telas de diferentes texturas, pero ninguna la que yo buscaba.
Le dije que esa no era la tela que yo buscaba, que esas era muy finas, y que yo necesitaba algo más burdo, más basto.
El chico, me miraba y me decía, bueno, le puedo ofrecer algo de lana, pero eso es para invierno, y ahora estamos en verano, tendré que ir a buscarla.
De repente me di cuenta de lo que había pasado, y es que en América, un saco es una americana, pero tenía un problema, ¿cómo se llamaría esa tela en México?
Opté por explicar lo que necesitaba, y empecé diciendo, a todo un grupo de vendedores que solícitos querían atenderme, verán: En España, ponemos las papas en sacos, las caras de ellos fueron cambiando mientras intentaban imaginar, por qué y cómo meteríamos las papas en una americana, ¿en las mangas, y ataríamos estas últimas con cuerdas para que no se cayeran?; sus caras eran un poema, estoy segura que más de uno, pensaría que porque no usábamos mejor los costales, que para las papas era lo más indicado, en lugar de usar los elegantes sacos, ¡qué manera de estropear prendas tan finas!
Viendo sus caras, que desde luego, no indicaban en ningún momento estar comprendiendo, y después de pensar un buen rato en como hacerme entender, me vino a la cabeza la palabra costal.
Y al usarla, por arte de magia, todos a una exclamaron, ¡Yute!, y pusieron ante mí, un montón de rollos de arpillera, de diferentes grosores y anchuras, sólo tenia que escoger la que se ajustase a mis necesidades, y todos muy contentos empezamos a reír, pensando,¡qué cosas tiene el idioma!


Después de haber pasado por diferentes países de Latinoamérica, y de haber conocido gente de otros más, he optado por la manera más fácil de hacerme entender y de entenderlos: Esto en mi país, se llama así, ¿cómo se llama en este?, ellos me lo dicen, y yo lo anoto en mi memoria, para poder usarla la próxima vez que la necesite y no quedarme con cara de boba, cuando el lampista me dice que se me rompió “pichancha”.
En fin, que sólo hay que acostumbrarse a escuchar y aprender, y si la pichancha se os ha roto, comprad un flotador nuevo para la bomba de agua, y enviadle dingolondangos a la familia del plomero cuando se vaya.

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domingo, 7 de octubre de 2007

Jet Lack

Aquel compañero de mi esposo, había llegado esa misma tarde, proveniente de Alemania a la ciudad de México D.F., con un desfase horario de 8 horas y el consabido Jet lack encima.
Ralph (mi marido), lo había ido a recoger al aeropuerto y comentado que el viaje había sido largo y pesado, un palo, lo llevó al hotel. Mi esposo, le indicó que tratara de acostarse lo más tarde que pudiera, para ir adaptándose al nuevo horario. Ya se sabe, los primeros días son fatales.
Con estas recomendaciones y la promesa de recogerlo al día siguiente a las ocho, lo dejó en el hotel.
El hombre subió a su cuarto, abrió las maletas, se duchó, se cambió de ropa, y salió a cenar algo, a su regreso, y aunque estaba hecho una porquería, se puso a ver la televisión.
Pero el pobre ya no aguantaba más, así que se desnudó, solía dormir completamente desnudó, se metió en la cama y se durmió.
Al cabo de unas horas, se despertó con unas terribles ganas de ir al baño, se levantó y se dirigió a la puerta, la abrió y al oír como se cerraba la condenada, se dio cuenta de que no estaba en el baño, si no en el pasillo del hotel… sin la llave para volver a entrar.
Os aseguro que el pinche Jet lack despareció inmediatamente, y se despertó en un santiamén.
Estaba en medio del pasillo del hotel y en porretas, ¿qué haría? Se apoyó unos segundos en la pared, mientras intentaba calmarse y para poder pensar tantito, no sabía que hacer.
En eso vio unas cortinas que colgaban de uno de los extremos del pasillo, tomó una mesita alta que estaba junto a dos sillas, se subió a ella y como pudo, descolgó una de las cortinas.
Una vez con ella, se enrolló cual senador romano, y con su orgullo y cataplines cubiertos, volvió a pensar.
De esa guisa no podía bajar a la recepción, pero debía conseguir la bendita llave para poder regresar a la seguridad de su habitación.
En eso oyó ruidos provenientes de una de las habitaciones, ni corto ni perezoso, se dirigió a la puerta y golpeó, la puerta se abrió y la nariz de una señora de unos cuarenta años asomó por ella, desde luego al verlo de esta guisa y después de dar el consabido grito, le cerró la puerta en las narices, comentando algo sobre los degenerados.
El pobre hombre ya estaba armándose de valor para bajar, cuando de otra de las puertas oyó un ruido de voces y jolgorio, así que respiró hondo, y se dirigió hacia allí para volver a intentarlo.
Después de golpear tímidamente la puerta, esta se abrió de par en par, y un rostro jovial y sonriente de hombre, se lo quedó mirando y estalló en carcajadas, esto hizo que nuestro atribulado protagonista, tomara algo de confianza y empezara a contar su aventura en forma un tanto acelerada.
El sonriente individuo, lo invitó a pasar en la habitación donde se encontró con tres gringos más, todos ellos bastante entonados y riendo a mandíbula batiente, por la historia que el hombre de la toga estaba contando.
Desde la misma habitación llamaron a la recepción del hotel, que inmediatamente puso arreglo a la situación con una copia de la llave.
El hombre pudo, por fin, entrar en su habitación, y una vez allí se vistió y sin pensarlo dos veces, se fue al cuarto de los gringos donde seguía la farra, y se unió a ellos, más que nada para olvidar…, donde se quedó hasta la hora del desayuno y luego, con la cara como un tomate, le contó sus peripecias nocturnas a mi esposo, el cual ni se rió, ni hizo cualquier mueca que pudiera delatar que se estaba tronchando.
Moraleja: la próxima vez que salgáis de viaje, haced buen acopio de llaves en la recepción, dormid vestidos, o por lo menos, enrollados en la cortina que encontréis más a mano, que haberlas…

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