jueves, 13 de septiembre de 2007

El mes Sagrado 1

Ya os he dicho anteriormente, que llevo viajando hace una pila de tiempo, pues bien, hace seis años, la vida me hizo aterrizar en el mundo Musulmán.
Ellos tienen, desde luego, sus costumbres y dictados por su religión, que si bien no entendemos, debemos aceptar, pues son sus cosas, y como bien dijo un gran mandatario Mexicano, “el derecho al respeto ajeno es la paz”
Aunque respeto sus costumbres y sus cosas, algunas para mi anacrónicas, hay algo que no me cabe en la cabeza, Ramadán.
Estoy de acuerdo que es algo dictado por Allah, y que Mohamed recogió en el Corán, pero amigos, eso fue cuando las ranas usaban sable, y en aquel entonces, aparte de ir esquivando ranas para que no los matara, la gente lo tenía más fácil para cumplir el mes sagrado.
Para los que no estéis informados, os pondré al día.
El Ramadán consiste en un periodo lunar, o sea, veintiocho días de ayuno, no se puede comer, ni beber, desde la salida del Sol hasta la puesta, que son un chingo de horas, desde luego, a la caída del Sol, todos corren como locos en busca del lugar más cercano para beber, y teniendo en cuenta que las temperaturas, son de lo más agradables, entre los 40 y 50ª C., en estos momentos en que acaba de empezar, pues ya me diréis…
Señores…, ahora ya no hay ranas con sable, no se vive en tiendas con el único oficio de ordeñar camellos, no, ahora la gente trabaja, sale a la calle, pasa calor, se construyen casas, y nadie, absolutamente nadie, tiene permitido ingerir nada en público, ni siquiera los que profesen otras religiones, ¿será para no hacerlos caer en tentación?
Estoy de acuerdo en que el horario de trabajo se ve reducido a seis horas al día, pero aún así…, ¿los albañiles, los barrenderos?, esa gente corre el riesgo de morir deshidratada durante ese periodo, ¡cada día!
Desde luego, al caer la noche, las mesas se convierten en convites pantagruélicos, y la gente se resarce de lo que sufrió durante todo el día, en contradicción de lo que pone en sus escrituras, pues se supone que debe ser un periodo de ayuno y recogimiento, como nuestra Cuaresma, pero a lo bestia…
Aumenta el índice de accidentes, tanto de tráfico, como de los otros, la capacidad de concentración disminuye, por falta de alimentos o líquidos, o por el trasnoche que representa el tener que pasarse la noche comiendo, y es que el reloj biológico no perdona.
Y para colmo de males…

No hay comentarios: