viernes, 7 de marzo de 2008

...Y se multiplicaron


Y así fue como de repente, nuestros primeros padres se encontraron en la calle y sin saber, ni donde estaban, ni que cuernos iban a hacer ahora para ganarse el pan del que les había hablado Dios.
Se lo montaron como pudieron, se construyeron una cabañita en algún lugar, supongo que muy cerca de algún río, dedicándose a la agricultura y a la ganadería, convirtiéndose de esta manera en los primeros agricultores y pastores de la humanidad.
Los pobres se lo curraron de lo lindo, pues como no tenían ni idea de lo que hacían y mucho menos nadie que le les enseñara, no daban pie con bola y metían la pata cada dos por tres.
A ellos los sacaron del Edén en un abrir y cerrar de ojos y los pusieron a ganarse la vida con lo que pudieran, pero uno no se puede poner a plantar rábanos, por ejemplo, de buenas a primeras sin pajolotera idea de lo que se está haciendo, así hasta que no le encontraron el truquillo a la cosa, se cargaron un montón de cosechas, pero poco a poco y a fuerza de errores fueron aprendiendo, llegando a conseguir un huertito que hasta árboles frutales tenía, donde por descontado no había un solo manzano.
También se hicieron con un respetable rebaño de ovejas y cabras que cubría sus necesidades de leche y queso, pues como recordareis la carne ni la probaban, es más, ni sabían que se podía comer.
Eso si, descubrieron que tenían la posibilidad de pasarlo bien de una manera muy sencilla; pues al poco tiempo, corría por allí un niño precioso.
Era el vivo retrato de su Madre, el pelo tan oscuro como la noche, y los ojos tan grandes como platos y negros como el carbón, lo querían mucho, como debe ser, y se desvivían por él.
Le pusieron por nombre Caín y llenó la pequeña casita de alegría.
Parece ser que le encontraron el gusto a aquella diversión pues al poco tiempo, Caín tuvo un hermanito con quien jugar, se llamaba Abel y, se parecía tanto a Adán como el mayor a su Madre, aunque tanto por la mirada y en la forma de reír, no podían negar que eran hermanos.
Parece ser, que Caín se sintió celoso de Abel, claro no me extraña, hasta que el pequeño llegó era el rey de la casa y al que se le daban todos los caprichos.
Pero los caracteres eran completamente diferentes, Caín, era reservado, rebelde y respondón, siempre estaba cuestionando las órdenes de sus progenitores, parece ser que eso no se debe hacer por muy absurdas que estas sean.
En cambio Abel era un muchacho dulce, tierno, obediente en todo momento; un portento de criatura, el hijo que todas las madres quisieran para ellas.
Con el tiempo, cada uno fue mostrando inclinación por las profesiones que iban a tomar en la vida.
A Abel se le daba de maravilla eso de ser pastor de ovejas, y se pasaba horas en las montañas mientras las dulces ovejitas pacían alegremente, entregado a la meditación, a la adoración y a la ofrenda de sacrificios a Dios, actividades estas; como ya dijimos anteriormente, que El Creador disfrutaba en grado sumo.
Sigo sin entenderlo, si Dios ya sabe que es Dios, el único, el más grande, el todopoderoso, el omnipresente, para que narices querrá que se lo estén recordando en todo momento, ¿será qué le gusta que le regalen los oídos?, ¿o a lo mejor si no se hace, se cabrea?, pero bueno, ya se sabe, es Dios.
Y claro, como al Señor le encantaban todas esas cosas, pues empezó a beneficiar a Abel en todo lo que hacía.
En cambio Caín era un desastre con las ovejas pues se aburría como una ostra en el monte sin hacer nada, él prefería la actividad en el huerto de la casa, mucho más movida, él trataba de darle al Señor lo mejor que tenía en el huerto, pero claro, las ofrendas de Abel le parecían mucho mejores al Señor que las de Caín, él si comía carne o al menos aspiraba el aroma de las barbacoas dedicadas en su honor.
Debido a su carácter reservado, el muchacho pasaba muy mucho de todo aquello y como ya estaba harto de que a su hermano le saliera todo bien, pues le ofrecía en sacrificio lo que encontraba por ahí en el huerto, sin importarle un pimiento la calidad de las ofrendas.
Dios, que se sentía halagado con aquellas muestras de adoración, respeto y temor por parte de Abel empezó a premiarlo en todo lo que hacía, así sus ovejitas eran las más gordas, el pasto que encontraba era el más jugoso.
En cambio al pobre Caín, por mucho que se esforzaba y trabajaba como un burro en el huerto familiar, como Dios rechazaba sus ofrendas, nada le salía bien; las patatas se llenaban de gusanos, las zanahorias no crecían y no colgaban frutos de sus árboles, un desastre.
Aquí hay algo que no entiendo, según estoy leyendo, Abel sacrificaba sus animales al Señor, y como esto le resultaba agradable, pues Dios lo favorecía; pero a Caín que lo hacía, al principio con mucho amor, el Señor no se sentía halagado por sus ofrendas y no le concedía los mismos dones que a su hermano, desde luego entiendo que este se sintiera defraudado y que empezara a brindar sus dádivas con desgana.
¿Por qué el Señor beneficiaba a Abel y a Caín no, favoritismos?
¿Dios, nuestro Padre, necesita que le andemos ofreciendo sacrificios o que lo estemos adorando, por qué sino no nos va a querer?, ¡Señores, por favor!
Como era de esperar, Caín, ya harto de todo aquello, en un ataque de envidia y celos tremendos, tomó la quijada de una oveja, muerta por supuesto y le arreó tal porrazo, que lo mató.
La nubecita y su propietario no se hicieron esperar y la voz que ya empezamos a conocer, y como si no supiera nada, le preguntó.
-¿Dónde está tu hermano, Caín?
Y el otro que se había convertido en un pasota total, le respondió:
-No lo se, ¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?
Vuelvo a insistir, porque no puedo mantener mi bocota cerrada, que siempre se nos dice que Dios lo ve todo, con eso se nos tiene amenazados y coartados, pero… ¿Se nos está engañando y el Señor no se entera de nada y por eso pregunta, o insiste en su cinismo Divino?
Como os podéis imaginar, Dios lo echó inmediatamente del lugar que había manchado con la sangre de su hermano, diciéndole:
-“Aunque trabajes la tierra, esta no volverá a darte frutos, andarás por el mundo sin poder descansar jamás”.
Primero, con Adán, maldice la tierra para que cueste trabajarla y ahora le dice a Caín que aunque se deslome haciéndolo esta no le dará nada.
Realmente estoy sorprendida, maravillada, me estoy convenciendo de que se debe ser un asceta para poder tener gracia ante el Señor, aparte de estar adivinando todo el rato lo que le agrada y lo que no, porque como siempre, ni te avisa y luego, cuando algo pasa, carga contra ti con toda su divina fuerza; sigo opinando que no es justo, no lo es.
Entonces Caín le respondió al Señor:
-Yo no puedo soportar un castigo tan grande, me has echado de mi tierra y encima, me vas a hacer vagar lejos de tu presencia sin descansar jamás, además, en cuanto salga de aquí cualquiera que me encuentre me puede matar.
Esta es otra de las cosas que no entiendo, ¿uno puede estar lejos de la presencia de Dios, no que está en todas partes o será que cuando uno hace algo “malo”, el Señor lo registra inmediatamente en su librote, y deja de preocuparse por ti para toda la eternidad, o hasta que le pidas perdón, y él tenga a bien hacerlo?
Otro punto poco claro es el siguiente: ¿A quién se refiere Caín cuándo dice “cualquiera”, si he seguido bien lo qué Dios ha hecho hasta ahora, creo que sólo habían cuatro personas en el mundo?, bueno ahora tres, ¿entonces de dónde cuernos sale este “cualquiera”?
Es mejor que sigamos, porque ya se sabe, escrituras, designios e inspiraciones divinas, todos se pueden poner en el mismo paquete, el del clero.
Pero a Dios, que creo que ya se le había pasado el cabreo un poco o que por algún oscuro motivo sintió pena por él le dijo:
-“No te preocupes, pues si alguien te mata será castigado siete veces”.
Entonces, Dios le puso una señal a Caín, no se especifica que tipo de señal, pero parece que surtió efecto porque a Caín no lo mató nadie.
A no ser desde luego, que por el mundo hubiese un grupito, que apareciendo por generación espontánea, poblase otras regiones de la Tierra y que no se tuvieran noticias de ellos, no se quien narices iba a matarlo, pero bueno, así lo dijo, al menos así está escrito y así se cumplió.
El pobre Caín, tomó su petate y todos sus trastos, con lágrimas en los ojos y sintiéndose de la patada, se despidió de sus padres y se dispuso a recorrer esos mundos de Dios, convirtiéndose en el primer hom-less de la Historia.
Y dando vueltas y más vueltas, encontró la región de Nod, y que como no específica donde está, vete tú a saber donde queda.
Y aunque muy sorprendida, pero siempre siguiendo las Escrituras, es en esa región, donde se quedó a vivir con su esposa...
¿Para qué vamos a hablar, para qué sacar conclusiones, para qué gastar energía?, las Escrituras, son Sagradas, las ha escrito el hombre, “dictadas”, por supuesto por el Creador no olvidemos eso.
Así que en este preciso momento, es mejor que vuelva a quedarme callada, si es que puedo, claro y no empiece a preguntarme de donde narices sacó Caín a su esposa, porque ya estoy viendo como se va amontonando la leña y es posible que si digo todo lo que pienso de esto, esta leña, se convierta en mi pira funeraria, por lo tanto, no le daré más vueltas, y seguiré con este hermoso cuento.
Se nos sigue diciendo que, Caín, más tarde construyó una ciudad a la que le puso el nombre de su hijo, Henoc, el primero, claro, porque parece ser que tuvo un montón.
¡Ah!, se me olvidaba,nuestros primeros Padres quedaron desolados por la pérdida de sus dos hijos, pero eso no los arredró en su afán de agradar al Señor y a la edad de ciento treinta años Adán engendró a Set.
Este murió a la edad de novecientos treinta años, después de haber tenido claro está, más hijos, tanto varones como hembras.
De Eva, como es natural no dice nada,a partir del manzanicidio fuimos proscritas y por lo tanto, ni nombrarla.
Tampoco se nos dice de que murió nuestro amigo, pero… claro a esa edad, uno se puede morir de cualquier cosa. Así pues, Adán y Eva fueron nuestros primeros Padres y como os habréis podido dar cuenta, por la cantidad de gente que hay en nuestro planeta, cumplieron con ganas la orden del Señor: “Creced y multiplicaros”, porque teniendo en cuenta la experiencia con la manzanita de marras, ya me diréis quien es el guapo que desobedece a Dios, así que ¡Hala!, a multiplicarse, a multiplicarse, que para luego es tarde.
Lo que no me queda muy claro, y es que si no me he equivocado, o se me ha colado otro libro sin que yo me haya dado cuenta, sólo había una mujer, o sea Eva y por la experiencia que tengo, se necesita un hombre y una mujer para “multiplicarse”, ¿Si o no?, ¿Pues entonces?...
Aunque hay algo en mi cabeza, que no me atrevo a plantear, pues es un asunto que el clero considera como pecado, y además de los gordos, siendo un poco sagaces nos daremos cuenta de que aquí las cosas no cuadran y que yo sepa el incesto está penado, no sólo por el clero, sino incluso por la ley. ¿Quizás les otorgaron alguna de las famosas bulas?
Si, eso debe haber sido, porque si no, ¿Decidme de dónde habrán salido todas las mujeres necesarias para “multiplicarse” y además tanto?, a buen entendedor...

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