miércoles, 14 de mayo de 2008

Moisés


El tiempo pasó, el faraón murió y le sucedió uno nuevo, supongo que el hijo, porque como no se dan datos en el Antiguo Testamento, no se sabe quiénes eran esos faraones, lo que si se cuenta es que por lo visto los israelitas habían dejado de ser los consentidos del reino y se habían convertido en mano de obra barata y que la cosa empezó a ponerse chunga pues cada vez había más, así que el nuevo faraón estaba realmente asustado, pues podría ser que algún enemigo de Egipto les declarase la guerra y que estos se pusieran del bando contrario, así que pensó:
-Voy a ver si me cargo unos cuantos, de esta manera reduciré el número, ya empiezan a ser más numerosos que nosotros y esto no me gusta nada, pero antes de eso llamaré a las parteras y les comunicaré una idea que se me ha ocurrido.
El Faraón llamó a las parteras del país; que por cierto eran israelitas y les dijo de esta manera:
-Mirad, se me ha ocurrido una idea y creo que con vuestra ayuda puede ser genial, escuchadme pues, yo propongo que cuando vayáis a asistir un parto de alguna mujer Israelita, os fijéis bien y si lo que tienen es un varón pues entonces os lo carguéis, ¿Qué os parece?
Desde luego, las mujeres que no eran tontas le dijeron que con mucho gusto, que sí, que claro, que lo harían, ¿Qué le iban a decir?
El faraón se quedó muy satisfecho con la contestación de las mujeres, pero aún así arremetió contra el pueblo de Israel, siguió fastidiando, ¿y me preguntaréis cómo?, y yo os contestaré que se dedicó a fastidiarlos en el lugar de trabajo, le dijo a los capataces que les dieran más trabajo, disolvió los sindicatos y se instauró la ley del embudo, por lo tanto los Israelitas no paraban de trabajar y encima sin derecho a réplica.
El faraón que no era tonto del todo, se dio cuenta de que lo de las parteras no estaba marchando muy bien y las volvió a convocar en Palacio, y otra vez todas para allí, una vez estuvieron ante él les dijo:
-¿Sabéis?, yo no veo que esto esté funcionando, están naciendo muchos varones y no entiendo porque.
Las parteras que estaban muy serias, aunque por dentro se estaban riendo a carcajadas, le dijeron:
-Señor, lo que pasa es que las israelitas son diferentes a la egipcias y cuando llegamos ellas ya han tenido a la criatura, así que no podemos hacer nada.
Esto agradó al Señor que ya tenía planes para todos esos niños y las bendijo con una familia numerosa, la cosa es que, ¿si la vida estaba tan dura por Egipto en esos días, realmente era una bendición, porque a veces el Señor tiene un criterio muy extraño sobre las bendiciones, acordaros de Noé, menudo lío con la bendición del Creador, pero ya sabéis, es sólo mi opinión…
El Faraón las despidió pero se quedó pensando en algo más drástico, así que les dijo a sus soldados que fueran a donde vivían los israelitas y que ahogaran a todos los bebes varones, pero sólo a los varones, las niñas ni tocarlas.
Pues bien, una mujer israelita que había tenido un varón, viendo que este era hermoso lo escondió, ¿si hubiera sido feo lo habría matado ella misma?, pero cuando el niño tenía tres meses no pudo esconderlo más, ¿lloraba mucho?, así que un día, ni corta ni perezosa, se fue al río con él, no, no penséis nada raro, la cosa no es como la imagináis.
Decía que se fue al río con el niño y una canasta, una vez allí tapó todas las junturas para que no se colara el agua y metió al niño dentro y lo dejó entre los juncos a la orilla del río Nilo, diciéndole a su hija mayor que se quedara a cierta distancia para ver qué es lo que pasaba con la criatura.
Al cabo de un rato, la hija del Faraón, fue al río a bañarse mientras sus sirvientas se paseaban por la orilla, entonces, en un recodo del río y entre los juncos la muchacha encontró la canastilla y cuando descubrió que dentro había un niño exclamó:
-¡Oh!, un niño.
Ya os habréis dado cuenta de la agudeza mental de la real muchacha que se percató rápidamente de que aquello con dos piernas y dos brazos, que lloraba desconsoladamente era precisamente un niño
Entonces, la princesa tomándolo en brazos y siguió diciendo:
-Este niño es hebreo.
Palabras que vuelven a demostrar la inteligencia de la señorita.
Entonces la hermana del niño que aún siendo hebrea también era muy lista le propuso:
-Majestad si usted quiere, puedo ir a buscar una nodriza hebrea para que amamante al niño.
Desde luego la otra ya no podía decir nada, sus sirvientas la observaban de cerca y claro, llamar a la guardia o ahogar al niño ella misma hubiera sido terrible, además la chica tenía buen corazón y el chiquillo le dio una pena terrible por lo que contestó inmediatamente:
-Ve a por ella.
La chica, que como ya dije antes no tenía un pelo de tonta, fue inmediatamente a buscar a su madre que inmediatamente se personó ante la princesa.
-Toma a este niño y críamelo te pagaré por tu trabajo, -le dijo la hija del faraón.
La madre, que ya estaba contenta porque iba poder seguir con su hijo, imaginaros si encima le pagaban por hacerlo.
El niño fue llevado por su madre y sin miedo a que le dijeran nada por tenerlo, total eran órdenes de la princesa, ya se arreglaría ella con su padre, ¿No?
Cuando el chiquillo creció, fue entregado por su madre a la hija el faraón, la cual lo adoptó como hijo suyo y lo llamó Moisés, pues dijo:
-Yo lo saqué de las aguas.

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