martes, 20 de mayo de 2008

Moisés huye de Egipto


El muchacho creció como egipcio y se hizo hombre.
Un día que iba de paseo por ahí se detuvo en las obras; esas descomunales que solían hacer los egipcios en aquella época, y se quedó mirando a sus hermanos de sangre como trabajaban.
Mirándolos, vio escandalizado que los trabajos que estos hacían eran realmente duros, ¿pensaba qué construir pirámides era cosa de coser y cantar?, el hombre no era tonto y rápidamente se percató que aquellas enormes piedras pesaban como condenadas y que el esfuerzo que suponía subirlas hasta donde debían ser colocadas no era “moco de pavo”, pero lo que más le horrorizó fue qué estos eran tratados como esclavos, bueno, en realidad lo eran.
De repente vio horrorizado como un egipcio maltrataba a uno de los suyos, al verlo la rabia se apoderó él y sin poderse contener, se abalanzó sobre el egipcio y a sopapo limpio lo mató, después y para ocultar el cadáver lo enterró en la arena y se alejó del lugar y para disimular se fue silbando una melodía.
Al día siguiente y con la excusa de que necesitaba aire fresco, regresó a las obras, mientras se acercaba al lugar vio a dos israelitas que se estaban agarrando de los pelos y arreándose de lo lindo, decidido se acercó a ellos y le preguntó al que arreaba con más ganas:
-¿Porqué golpeas a uno de tu propia raza?
Y el otro que era un chulo de mucho cuidado le dijo:
-¿Quién te ha elegido a ti como juez en esto, acaso piensas matarme como hiciste con el egipcio, eh?
Moisés entró en pánico pues eso significaba que alguien lo había visto cuando se cargaba al egipcio y que silbar no le había servido de nada y no iba muy desencaminado pues el faraón ya se había enterado del altercado y lo había puesto bajo busca y captura para cepillárselo.
Moisés salió por piernas de la ciudad y se fue a la región de Madián, allí se sentó cerca de un pozo, no dando ninguna clase de especificación sobre lo que lo llevó al pozo en cuestión. Me lo imagino ahí sentado, sin saber qué hacer, simplemente sentado y preguntándose que es lo que podía estar haciendo allí.
En esa región de Madián había un sacerdote que se llamaba Reuel, el clérigo tenía siete hijas, pobre hombre.
Aquel día, las chicas habían ido a sacar agua, ¡fíjate tú, qué casualidad! Y Moisés, allí sentado sin nada que hacer rascándose la cabeza.
Pues bien, esas chicas habían ido a sacar agua para llenar los bebederos y dar de beber a las ovejas de su padre, pero unos pastores vinieron y las echaron de allí, ¡Qué poca madre!, ¿Verdad?, y claro está, el aguerrido y valiente muchacho se levantó para defenderlas, hacerlo sentado hubiera sido el colmo de la mala educación y definitivamente no lo era, no sólo las defendió sino que además de defenderlas, les dio de beber a las ovejas y todo.
Cuando las muchachas llegaron a casa el padre les preguntó que como es que habían llegado tan pronto.
Desde luego aquello se convirtió en un gallinero, las siete hablando a la vez contando lo que había pasado con lujo de detalles, el pobre no entendía nada y tuvo que hacer un esfuerzo para que lo oyeran cuando les gritaba:
-Una, he dicho que lo cuente una.
Entonces una de ellas; no sé bien cual fue, le dijo:
-Verás padre, un egipcio,- pues Moisés iba vestido de egipcio-, nos defendió de los pastores, les dio de beber agua a las ovejas y sacó el agua para nosotras.
Entonces el padre les dijo:
-¿Y dónde está ese hombre, porqué lo dejasteis sólo? ¡Id a llamarlo para que venga a comer!
Y siempre apegándome a las “escrituras”, que en este momento dice:
Y así fue como Moisés aceptó a quedarse a vivir en la casa de Reuel.
Pobre hombre, siete hijas, lo invita comer y el tipo va y se queda a vivir, por supuesto Moisés aceptó, pero el sacerdote lo invitó a comer, ¡A comer!, no a vivir, se quedaría a cenar y luego a dormir y ya luego, como que se acostumbrarían a él, supongo, porque si no ya me dirás.
Fijaros hasta donde llegó la invitación a comer que el sacerdote acabó ofreciéndole a su hija Séfora en matrimonio y hasta tuvo un hijo con ella, al que puso el nombre de Gersón, porque dijo:
-“Soy un extranjero en tierra extraña”, -Moisés lo dijo, no el crío, el crío no hablaba aún cuando le pusieron el nombre, si no, seguro que hubiera dicho algo al respecto.
Los años pasaron y el faraón murió, pero claro, los israelitas seguían quejándose y lamentando su esclavitud.
Entonces Dios escuchó sus lamentos; ¿algo sordo, quizás?, porque mira que llevaban años y años lamentándose. Y atendió sus suplicas, acordándose del pacto que había hecho con Abraham, Isaac y Jacob. Los vio Dios y se dio cuenta de su condición.
Vamos a ver, yo creo que no entiendo muy bien todo esto, ya dije en otro momento que para mi que Dios tiene mala memoria, por eso no diré nada aquí sobre eso, ¿Pero eso de que Dios los vio y se dio cuenta de su condición?, ¿es cachondeo?, se supone que Dios lo ve todo ¿no?, entonces, ¿Cómo que los vio, no está viéndolo, todo, siempre? , señores, por favor, que son “Escrituras” y además, se supone que son “Sagradas”
Además organizó un lío tremendo con José y sus hermanos y las vacas flacas para que estos llegaran hasta Egipto, ¿Ahora me van a decir qué se había olvidado?
Otra cosa más, él mismo había dicho que los sacaría de allí, así que no me venga con historias de que los había visto sufrir y todas esas cosas, él mismo los había llevado allí, responsabilidad señores, responsabilidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

jaja es cierto lo que dices, tambien creo que las escrituras sagaradas son puras tonterias